viernes, 31 de agosto de 2007

Resumiendo

Hoy se terminó la búsqueda del tesoro para nosotros. Nos despedimos de los compañeros con la promesa de volver el año que viene. Ahora la vida da un giro esperado de 180 grados pero que a uno le gustaría quedarse remoloneando un poco más en la cama del destino.
Mañana sábado por la noche vamos a Madrid. Allí esperaremos hasta el lunes al mediodía el vuelo hacia los Estados Unidos. Casi nueve horas de viaje nos depositarán en Filadelfia y en Chicago. Por la madrugada del martes arribaríamos a Ames, ciudad de Iowa donde viven Lucía y Valentín con los gemelos Mati y Santi.
Que sensaciones tan extrañas pasan en estos momentos por nuestros cuerpos. Por un lado, estábamos deseando con toda el alma dejar de trabajar, por otro lado sabíamos que cuando dejáramos de trabajar iríamos a EEUU a ver a los gemelos, por otro lado sabíamos que nos tocaba despedirnos otra vez, con el agravante de Valentina, ya que no hay forma de que los padres accedan a dejar a la niña irse con los tíos a Sevilla. Deseamos irnos a conocer a los otros sobrinos, deseamos quedarnos a disfrutar de Valentina un poco más. Ahh, que se le va a ser. Igualmente vendremos a pasar la navidad a Suecia, esperamos que con nieve porque la navidad con nieve tiene una magia especial. Lo cierto es que con el cambio climático y los antecedentes del año anterior donde la nieve que cayó no duró nada las chances son pocas.
En EEUU, país que ansiamos conocer, tenemos previsto recorrer Iowa por supuesto, hacernos una escapada a Chicago y como cereza en la torta nos vamos a Nueva York un par de días y a Los Ángeles, donde la idea es visitar Las Vegas y el Gran Cañón. Todo esto en un mes que es lo que dura nuestro periplo en tierras yankees. Los planes incluyen siempre a los cuatro anfitriones que entre memas, pañales y tesis doctorales intentarán hacerse un hueco.
Estamos volviendo a Sevilla el 3 de octubre, con las clases empezadas y la casa oliendo a encierro. Pero esto no es nada. El 4 nos vamos a Barcelona al recital de Sabina y Serrat, la gira dos pájaros de un tiro que termina en Montevideo. Tenemos las entradas desde hace tres meses, llámennos fanáticos, locos o como quieran ustedes.
A grandes rasgos esta es nuestra agenda hasta fin de año. Hagan lugar para las fotos y los comentarios de los lugares que visitemos, que desde ya pintan excelentes.
Como el título lo dice, esto no quiere ser más que un resumen apurado y al galope de nuestra agenda que iremos desmenusando con el correr de los días. Los dejo porque las valijas vacías me están por morder, mañana nos vamos y están hambrientas.

jueves, 30 de agosto de 2007

Cumpleaños feliz

30 de agosto. 29 ya. Parece mentira como pasan los años, como bólidos, como exhalación, vertiginosamente. Esta vez el onomástico me agarró en Gotemburgo, con valijas a medio hacer, emprendiendo la retirada, casi colgando el cartel de cerrado por vacaciones, merecidas por qué no.
Era conciente de que este año el protagonismo de la fiesta me lo sacaría Valentina. Y me lo sacó con creces. Y yo la dejé, la dejamos. Se roba a todos esa niña, se compra a todos. Y nos vendemos, así de claro.
Los siete festejamos rodeando una mesa cargada de diferentes y exquisitas tartas made in Laura y Maria, y la criminal torta de frutillas y crema esculpida por las manos de mi queridísima esposa, adornada con 29 velas, contadas y recontadas para evitar escenas traumáticas, que se prendieron y se apagaron todas las veces que quiso la copropietaria del evento.
A las diez de la noche estaban citados en casa de mi abuela toda la familia porque los iba a llamar a través del Skype, ya que todavía no han colocado el teléfono en la casa. Me di un festín de saludos que como siempre lograron que me conmoviera y me alegrara al mismo tiempo, al comprobar lo hermosa que es la familia que tengo.
Las fotos que siguen a continuación amplían mi blablaberío. (Cabe aclarar que las fotos en las cuales aparezco fueron trucadas con el Photoshop principalmente en la zona de las sienes donde fue necesario aplicar tinte negro sobre las irremediables canas).









Recuerdos

El otro día mientras buscaba el tesoro en el espejo de una habitación, me percaté de la presencia de un pequeñísimo pegotín rectangular en el vértice inferior del mismo. Me detuve un instante a leer el mensaje ante la atenta mirada de dos viejitos hastiados de hospitales que no perdían detalle desde sus camas. La frase, en letra cursiva y diminuta, decía lo siguiente: LA VIDA NO ES LOS DIAS QUE TRANSCURRIERON, SINO LOS DÍAS QUE UNO RECUERDA. Firmaba la frase un tal Pjotr Pavlenko. Salud maestro. Magnífico. Quedé impactado ante semejantes palabras. No era para menos, en esos momentos cargaba con la pesada cruz del año más. Hoy es uno de esos días propicios para que esa frase vuelva a la memoria, porque es hoy precisamente que cumplo los 29 agostos, o sea, 10.585 días de respiración continua. Dicho así parecen muchísimos amaneceres pero cuántos de estos recuerdo? Para mi suerte, muchos de ellos están guardados en la cajita llamada corazón, el gran disco duro que se alimenta de esos momentos imborrables de la vida, la máquina imparable que late al ritmo los sentidos. Porque como dice Galeano, con razones de sobra, recordar es volver a pasar por el corazón.
Aquel día miré a los viejitos y pensé en ellos. Los dos rondaban los 70 años, muchos días. Alguno sentirá que la vida se le ha ido muy rápido, que de millones de días de existencia, pocos guardan en la cajita. Tal vez sí, tal vez no, no les pregunté. Al salir de la habitación me prometí hacer un esfuerzo para que los días que tengo de acá en adelante y los que pisé de acá para atrás, dejen huella y giren en la órbita del corazón, hasta que éste diga basta, se acabó hermano, lo bueno es que has vivido mucho.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Ullared

El sábado pasado, muy tempranito, emprendimos un viaje de 1 hora y media en el viejo SAAB. Javier, su Mariana y la mía y Valentina, a esta altura de todos, salimos rumbo a un pueblito llamado Ullared, ubicado en la región de Halland, de 800 habitantes repartidos en tan sólo dos kilómetros cuadrados . Ullared está metido a presión en un paisaje espectacular de bosques espesos y granjas con cultivos de trigo que da el color amarillento a los campos. En cada casa, generalmente de madera de color rojo con techo a dos aguas, ondea una bandera sueca en los altos mástiles blancos que le da un toque pintoresco, típico de una postal. El olor a pasto recién cortado viene de un campo de golf muy exclusivo que aparece a nuestra derecha. Y un par de kilómetros más adelante, otro, esta vez a la izquierda. Faltando poco más de 10 kilómetros para alcanzar nuestro objetivo, nos metemos en un largo camino guiado por hileras de pinos que aparecen a ambos lados de la carretera y que provocan una sombra espesa y fresca, hasta que termina en un claro enorme que rompe con el verde oscuro. Ante nosotros aparece un lago gigante que por esto no toca la banquina.
Ullared es archi-mega-super conocido por tener la tienda más grande de Escandinavia y agregaríamos, más barata del mundo. La tienda se llama Gekås (se pronunciaría más o menos así: [iecos]) y ocupa una superficie de 20.000 metros cuadrados, pero que llega a los 80.000 si sumamos el estacionamiento para 2.200 autos, algunas decenas de miles de metros más que cuando se inauguró en los años 60. Es considerado un atractivo turístico y una meca para los compradores compulsivos. Vienen de todas partes a comprar, principalmente ropa y cosas para el hogar. En verano, es muy común que sea tanta la gente que quiere entrar que se formen colas kilométricas. La tienda tiene dos pisos. El primer piso está repartido principalmente en cinco sectores: ropa de hombre, de mujer, de niño, cosas para la casa y alimentos. En la planta baja hay electrodomésticos de la A a la Z. Todo siempre más barato que en cualquier comercio de la ciudad.
Llegamos. Lo primero que vemos es un mar de autos estacionados y otros tantos girando y girando buscando un lugar para estacionar. Inmediatamente pensamos que habría cola en la entrada. No había cola pero adentro la cosa estaba movidita. Muchísima gente iba y venía sin sacarle el ojo a las góndolas. Y como cada año que vamos, ponemos un lugar de encuentro a una hora determinada y salimos cada cual por su lado a buscar lo que está en la lista y lo que vemos interesante y a un buen precio. Este último punto es lo terriblemente habitual que le sucede a los 4.000.000 de visitantes que hasta el 2006 hemos pisado la megatienda, porque al fin y al cabo los ojos se salen del papel con la lista de necesidades y se van ellos solitos a comprar, dejándonos momentáneamente ciegos. Conclusión, un carro lleno y una lista hecha mil pedacitos.
Después de vagar cerca de 4 horas por la tienda era el momento cruel e inhumano de pagar. Las cosas que compramos fueron muy baratas, pero lo cierto es que muchas cosas baratas juntas puede resultar una cifra cara. La última etapa de este viaje fue la vuelta a casa hablando siempre del ticket que iba de mano en mano como un rollo de papel higiénico numerado.


Algunos datos curio$o$ de Gekås:
- Vendió en el 2006 cerca de 3.000.000.000 de coronas suecas (unos 300.000.000 de euros). Mucho.
- Recauda dos millones de coronas suecas por hora en temporada alta.
- El record de visitantes fue el 25 de julio de 2005 con 24.700 almas.
- Tiene 100 probadores.
- Cerca de 3000 ómnibus llegan cada año.

Verano on the rocks

“Aunque usted no lo crea”, como dijera décadas atrás el duro de Jack Palance en aquel programa tan curioso, cuando corría una decena de minutos de las siete de la tarde una lluvia generosa aminoró la marcha para convertirse en una pequeña granizada de algunos minutos. Unas diminutas bolitas blancas destacaban en el pavimento mojado. Me sorprendió un poco la situación climática, pero no lo suficiente como para asombrarme excesivamente porqu de un tiempo a esta parte, el tiempo en Gotemburgo es cambiante y extraño. Las temperaturas habían bajado debido al viento que soplaba desde hacía unos días. Pero, para granizar? Sí claro, el cambio climático vio. Ya está, la explicación científica resumida en esas dos palabrejas.
Al otro día, el termómetro marcaba a las 5 y media de la mañana la módica suma de 4 grados. Otra vez citaríamos la frase del carismático Jack, aunque usted no lo crea, de un día para otro el mercurio se evaporó 10 y 15 grados. También se nota claramente como el sol demora más en salir, minuto a minuto se va remoloneando en la salida.
El cielo quedó limpio como una patena, limpísimo, celeste como nunca lo habíamos visto este año. Eso sí, aunque el sol entibiara la mañana a la sombra estaba fresco. Una de las cosas que me gusta hacer en estas situaciones es salir afuera e inflarme con unas bocanadas de aire que entra tan limpio y refrescante que da placer. Inclusive en invierno, donde el aire obviamente es más refrescante, me gusta salir afuera de mangas cortas igual, y respirar por unos minutos para limpiar y liberar a los pulmones de la atmósfera seca que se genera en la casa a raíz de la imprescindible calefacción.
Faltan pocos días para la llegada oficial del otoño. El verano se coló entre los dedos como la arena de playa que no hemos pisado. El verano se fue con más pena que gloria.

jueves, 23 de agosto de 2007

Liseberg

El domingo, después del almuerzo uruguayo de las 2 de la tarde, salimos raudos al parque de diversiones y/o atracciones, “Liseberg”. Este parque, inaugurado allá por el 1923, es el más grande de Escandinavia y por año lo visitan cerca de 3.500.000 de personas, casi todo el Uruguay. El día que hizo fue espectacular, una rareza. Valentina disfrutó mucho del paseo y de los juegos pero nosotros, los grandes, disfrutamos más que ella.
Maria es fan del Balder, que se trata de la montaña rusa de madera más grande de esta parte norte del planeta. Por ejemplo, recorrer este ovillo de madera gigante te lleva solamente 130 segundos a una velocidad de 90 kilómetros por hora, eso sí hay que sumarle a la aventura una cola de media hora, con mucha suerte. El año pasado la nueva atracción que trajeron al parque le hizo competencia, se llama Kanonen, el cañón. La particularidad de este juego es que de arranque alcanza una velocidad de 75 kilómetros por hora en 2 segundos, además, tiene un tramo de 90 grados que te lleva en picada al suelo. Como imaginarán, Maria quería subir a alguno de los dos juegos, pero nadie quiso acompañarla. Todos encontramos una excusa para evadir la propuesta. Hace un par de años tuve el placer de subir al dichoso Balder. No sé en que pensaba en ese momento, pero creo que sospechaba que algo feo estaba por ocurrir. Y ocurrió, porque les juro que no fui capaz de disfrutar ni un segundo del paseo, tampoco pude gritar como los demás, me faltaba el aire. Por suerte ahora puedo contarlo y conocer que se siente cuando uno se sube a una de esas moles. Mi excusa entonces para no acompañar a Maria fue esa, yo ya se lo que se siente y no hay necesidad de comprobarlo nuevamente, solo con acercarme a las tablas y ver los carros volando por las vías llevando a gente contenta que grita enloquecida me tiemblan las piernitas. Pobre Maria, se tuvo que conformar con subir junto a Valentina en unas tazas que giraban a 1 kilómetro por hora.
Los colores representativos del parque son el rosado y el verde, por lo tanto, el conejo (Kaninen), el símbolo del Liseberg, está coloreado con esos mismos colores. A Valentina le encantó el conejo y por eso le pidió a su abuelo un globo con la cara del roedor. El abuelo sacando pecho se acercó al kiosco, pidió un globo del bicho en cuestión y lo pagó sin chistar, tratando de mantener el honor y el decoro suficiente como para priorizar en la felicidad momentánea de su nieta antes que lo costoso que puede ser lograr dicho placer efímero. Mientras tanto el resto nos regocijábamos mirando hacia el cielo donde el globo lleno de helio ya flotaba en el aire con cara sonriente de caro conejo verde.
El mismo conejo risueño está ahora justamente sobre mi cabeza, pegado al techo, esperando ser rescatado por alguien o que se cumpla el fatídico ciclo de la vida.


La montaña rusa (Balder)



miércoles, 22 de agosto de 2007

Cumpleaños de Gotemburgo

Es casi imposible romper la fuerza gravitacional que genera Valentina en nuestro universo que nos mantiene en su órbita girando y girando alrededor. Pero es cierto que hay vida después de ella. El fin de semana pasado estuvo movidito. Fuimos a recorrer el centro de Gotemburgo porque se celebraba el cumpleaños de la ciudad. La fiesta que dura una semana entera se llama “Göteborgs Kulturkalas”, en uruguayo sería la semana cultural de Gotemburgo. Durante esos días la ciudad se transforma en un enorme escenario callejero donde se puede ver en todas las esquinas un espectáculo artístico o musical. La gente se distribuye a lo largo y ancho de la
city, yendo y viniendo, tomando algo en los bares improvisados y dejando sus buenos pesos en las cajas registradoras. Justamente con nosotros no iban hacerse su agosto.
El sábado, con las últimas horas de sol de la tarde, los seis y medio, vagabundeamos por el centro disfrutando del ambiente festivo que se respiraba. Nos mezclamos en los pequeños grupos que se amontonaban alrededor de algún grupo musical. Así fuimos rebotando en las pequeñas islas de gente hasta llegar a la “Avenyn”, que es la avenida principal, más ancha y florida de Gotemburgo. Es famosa también por sus bares exclusivos y caros que hay a ambos lados. La avenida finaliza cuando se choca con el Museo de Arte y con una fuente inmensa con la estatua verdosa de un Poseidón poco agraciado. Sin dudas es una de las estatuas más horripilantes que jamás haya visto y una ciudad entera me apoya.
Caminamos por la avenida hasta el final, tratando de no fijar demasiado la vista en el Poseidón desnudo, ni en los no menos grandes patovicas que cuidan las puertas de los bares y restaurantes para que no se cuele ni un individuo con championes o vaqueros sin marca. Entre la espalda de la estatua y la fachada del museo, levantaron un escenario gigante donde pudimos ver desde una orquesta sinfónica, una cantante de jazz y hasta una copia en blanco y negro, más o menos buena, de BB King.
Volvimos a casa contentos y agotados.




martes, 21 de agosto de 2007

El tiempo Vale y vuela...

El tiempo Vale y vuela… A falta de 1 semana y media para que nuestra estancia en Suecia llegue a su final, tengo la sensación de que el tiempo camina más rápido que antes, como si los días se escondieran tan bien en algún lugar que se cuelan por cualquier rendija sin que los podamos ver. También concluyen nuestros días de búsqueda de tesoros. Desde que empezamos con la ardua tarea siempre fue y es nuestro deseo que lleguen las 2 y 30 de la tarde para estacionar el barco pirata a la sombra y volver por el mismo camino de todas las mañanas, a las 5 y 40, que recorremos con pies de plomo y lagañas de concreto, generalmente bajo un cielorraso gris de nubes con cara de pocos amigos. La vuelta a casa, no hay cosa tan placentera.

Volver a casa. Solo con saber que hay una ratona de menos de un metro correteando por la casa a la que jamás se le cae la sonrisa de la cara, salvo en aquellas oportunidades inoportunas donde en pleno aseo personal el padre o la madre o los dos a coro mencionan el lavado de cabeza, quien se puede resistir. A pesar de su baja estatura, su escaso y entreverado vocabulario, su peso pluma y su apetito de colibrí empachado, desparrama por la casa una vitalidad y una simpatía que pocos en el mundo podrían hacerlo. Es la infusión de alegría que necesitamos después de un día agotador.

El cambio fundamental que se ha producido en el apartamento de dos dormitorios, living, cocina y baño ubicado en una tercera planta, fue cuando una niña de dos años empezó a correr entre valijas enormes hace unos días. Desde ese momento no ha parado de derrochar energía con sus abuelos, ella juega con ellos y mucho viceversa. Siempre ha habido un feeling especial entre ellos, es más, ante cualquier conflicto paterno-filial, los abuelos son los únicos autorizados para mediar como un cuerpo de paz. Nunca tiene para con ellos un “con vosh no”, como tiene a veces con los tíos. Pero cuando se ablanda con nosotros, logra que nos ablandemos más, hasta derretimos por completo.

Otro cambio, la siesta de todos los días. Como se imaginarán, nuestro dormitorio a pasado a ser el living y nuestra cama el hermoso sofá-cama de quitaipón, y las siestas un bonito recuerdo del pasado. Con Valentina dando vueltas por la casa es imposible dormir, pero también es impensable dejar pasar la oportunidad de disfrutar al máximo de los últimos días con la Vale. Días que, como dije al principio, corren tan rápido como ella desde el living a la cocina. Y agregaría, que corren con ella y en ella, escondidos. Lo dicho entonces, hay que aprovechar el tiempo que Vale y vuela...

jueves, 16 de agosto de 2007

Y uno, y dos...

Eran las 8 y media de la mañana e iba rumbo al comedor a mi primer desayuno con los demás compañeros de trabajo o mejor dicho, de búsqueda. Para mi sorpresa, una música bailable, con un nivel de volumen considerable, recorría el largo pasillo precisamente desde el lugar de destino. A cada paso cansino que daba, un decibelio se sumaba a los demás que flotaban en el aire. Cuando asomé mi gran testa al comedor, con un poco de miedo, con muchísima curiosidad, pude contemplar a varios de los colegas haciendo ejercicios de estiramiento. Algunos con un ritmo frenético y embravecido, otros con movimientos torpes y desordenados, dependiendo creo yo, de las variables edad de los huesos y la práctica de algún deporte en algún momento de sus vidas, por lo menos en esta. El ritmo lo marcaba el compás de la música y los guías que estaban al frente. Por supuesto que había gente que no hacía ejercicios, principalmente hombres muy hombres y jóvenes muy jóvenes.
Como era el primer día no sabía que hacer, si entrar y molestar el desarrollo de la actividad o esperar a que acabara. Ante la duda opté por retrasar mi entrada hambrienta y esperar en otro lugar. Fui al vestuario, saqué mi libretita y apunté unas palabras claves para no olvidarme de esto y comentarlo en alguna circunstancia donde faltara tinta en el tintero.
Esta actividad que dura aproximadamente 15 minutos por día, cuenta con el consentimiento de los jefes más jefes y es una iniciativa que tiene como único fin el de mejorar la salud física de los buscadores de tesoros y evitar las bajas por enfermedad, que son muy comunes en este tipo de trabajos. Pero estas iniciativas saludables solo se logran mantener gracias al apoyo de la gente que las utiliza. Si soy yo el que dice esto, no podría haber hecho otra cosa que al segundo día de trabajo sumarme al grupo, por un lado porque hace muy bien para el cuerpo y por otro, como dije antes, apoyar ese tipo de iniciativas. Día tras día a las 8 y 45, con los músculos como una seda, nadie me quita de adelante una humeante taza de café con leche.
Pero esto no es todo, otra actividad que se realiza los jueves y que dura 45 minutos es una sesión de Qigong o Chi-Kung. Esto se trata de un método chino que logra combinar movimientos suaves del cuerpo, la respiración y la concentración mental. La idea fundamental es aumentar la energía de la persona y evitar el estrés y la tensión. Es muy bueno para los huesos, los músculos y para echar unas cabeceadas al final con la relajación que ni el mismísimo número 9 del Chelsea puede hacerlo. La carga de energía sobrevenida tras los ejercicios viene con retraso de más o menos media hora, porque en lo único que se piensa al momento de terminar es en ir a dormir a una buena cama, cómoda y calentita.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Gemelos premiados

Este blog, el Katalejo, se complace en presentar al segundo premio en la categoría "Gemelos más parecidos menores de un año". El concurso tuvo lugar el día 9 de Agosto en la Rural de Iowa, conocida con el nombre de Iowa State Fair. En entrevista exclusiva para la prensa que cubría el evento, los padres no ocultaron la alegría y lo orgulloso que se sentían de sus pequeños. "Eran los más chiquititos", dijo en padre, ayudando a levantar la cocarda a los gemelos, que sin ser muy concientes del logro obtenido, ya pintan como unos ganadores natos.
Desde el Katalejo les mandamos nuestras felicitaciones y, como dicen los gallegos amigos nuestros, la enhorabuena chavales.



Sin estar 100 % seguros, nos aventuramos a decir

que el orden es este: Mati, premio y Santi.


El momento de mayor emoción fue cuando recibieron el segundo premio

(Las fotos fueron expoliadas del blog de los gemelos en un descuido de los padres)

lunes, 13 de agosto de 2007

Y llegaron nomás che!



"Bienvenidos a Suecia. Mucha Suerte!!"


Y llegaron nomás che. Laura y Jaime fueron los encargados de ir a recibirlos al aeropuerto. Con Maria nos quedamos a ordenar los pequeños focos de desorden de la casa que habían logrado sobrevivir al ojo hipersensible de Laura. Todo un trabajo de alfarería fina para darles una bienvenida como se merecen todos aquellos que llegan a un nuevo hogar. También preparamos algunas cosas para darles de comer a esos estómagos desconcertados con los cambios de horario. Después de poner casi todo en su lugar, nos sentamos a esperar en el balcón, mirando al horizonte, buscando la aparición triunfal del viejo SAAB rojo, como cuando salió de la fábrica hace 20 largos años.

Mirá - dijo Maria - allá viene la casa rodante. No era precisamente una casa rodante pero sí se parecía mucho a una valija con ruedas. En el techo, en el maletero, por todos lados chorreaban valijas abultadas, cansadas del traqueteo aeroportuario y del abre-y-cierra constante y a prepo que han sufrido en el agotador periplo comenzado en Montevideo, seguido en Iowa y en Chicago y finalizado esta misma tarde en Gotemburgo.




La valija con ruedas.





Nos dimos unos abrazos como abrazaderas en la entrada, antes de empezar a desanudar las piolas que ataban las valijas estreñidas en la baca del SAAB jadeante. Como todos preveíamos y como también todos no deseábamos, los recién llegados arrastraban horas de sueño a granel sin uso, pero la más pequeña, y ahí viene lo del deseo incumplido, llegó a Suecia con los ojos cerrados, mirando para adentro, vaya a saber uno que historia estaba tejiendo en su cabecita mientras todos hacíamos la cola y la mirábamos con expectación, con ansias diría, esperando el momento en que abriera esos ojazos.




Neta, así llegó Valentina.




Misión: despertar a la niña.


Pero tuvimos que aguantarnos viéndola dormir como un angelito por cerca de una hora, mientras el resto subíamos los tres pisos del edificio cargando a hombros los centenares de valijas panzonas ataviadas con un finísimo nylon transparente que les brindó durante el viaje un mínimo de seguridad ante cualquier violación o profanación a la que puedan ser objeto en esos continuos manoseos a nuestras espaldas.



Valijas...


Valijas...


El valijerio de la entrada era mas propio de una delegación completa de fútbol que de una familia normal y corriente. Se trajeron medio Uruguay en las valijas, un pedazo grande del corazón de los que quedaron, material para abrir una juguetería y los recuerdos más insólitos e innecesarios que existen, pero que voy a decir yo de eso si todavía ando con un banderín de Peñarol firmado por Bengoechea (No a lugar los chistes fáciles de los bolsilludos).



Vale en su cuarto.

Después del vals de los abrazos, del que tal el viaje, del tanto tiempo, la cinta transportadora del destino, planificado hacía un par de horas atrás, nos depositó en la mesa, obviamente mucho más larga de lo común porque había abierto el ala de las visitas. Sobre ella, había un florero transparente con flores, un mantel de estreno, café cliente, mermeladas, pan y muffins de chocolate, y un etc de quesos y fiambres. Sabores y olores conocidos que rememoraban viejos tiempos de Javier en Suecia. Nuevos sabores y olores para Mariana que comienza a adaptar sus papilas gustativas y su olfato al nuevo almacén que se abre ante sus ojos, no solo sobre una mesa de merienda o almuerzo, sino en las calles, en las veredas y en los aires renovados que soplan a su favor.





Valentina en entrevista exclusiva con el Katalejo.



Afuera, el día estaba nublado y gris. Adentro, todo lo contrario, la casa se llenó de colores vivos con la primera sonrisa de Valentina. Sonrisa que tardo en venir después de la controvertida y poco ética despertada que sufrió la niña, incitada, eso sí, por los tíos y los abuelos, víctimas inocentes de un tsunami de babas. Sonrisa que les juro aún no ha terminado. El tsunami tampoco. Ambas cosas no han hecho más que empezar.




sábado, 11 de agosto de 2007

Queda un día

Se acaba de cortar la comunicación con EEUU que 45 minutos antes habíamos iniciado. La charla fue mediante Skype, una de las maneras más baratas de comunicarse con los seres queridos repartidos por el planeta. Por suerte para nosotros "los suecos", allí tenían una cámara Web que permitía ver al momento lo que estaban haciendo en Iowa con siete horas de diferencia. ¿Y qué hacían? Iban y venían, saludaban y pasaban, lloriqueaban y se reían. El movimiento en el hogar yankee era constante y frenético. Los mellis, que eran los locales, querían robar cámara. Nosotros encantados de verlos, esos niños crecen y crecen. A lo lejos se veía a Javier y a Mariana arreglando las valijas, poniendo, pesando, sacando, agregando y descartando. En una hora salían rumbo al aeropuerto para subirse al primer avión, de una sucesión de ellos, que deberán tomar para llegar a tiempo mañana domingo a Gotemburgo, pasadas las 2 de la tarde. La pequeña Valentina aparecía poco, las veces que la vimos se la notaba inocentemente despreocupada por todo lo que está pasando a su alrededor, que no es poca cosa.
Suecia espera impaciente a Javier, Mariana y Valentina. Ellos esperan impacientes llegar a Suecia con miles de valijas a sus costados cargadas de ropas, juguetes, ilusiones, paciencia y unos ojos hambrientos de experiencias nuevas.
Hoy toca en EEUU otra despedida, más humilde y sencilla que las de hace unas semanas en Uruguay, pero despedida al fin, que por menos multitudinarias que sean siempre dejan ese gustito amargo en la boca que por un tiempo, mejor corto, se lucha para endulzar.
Para nosotros, queda un día nada más para verlos. Por lo tanto la bienvenida de mañana será la primera dosis de edulcorante que les daremos. A cambio, nosotros recibiremos por fin el caramelo que desde hace dos años y algún mes, logra hacernos agua la boca.

viernes, 10 de agosto de 2007

Ganas de...

Los jefes de los buscadores de tesoros, deciden en reunión secreta que zona corresponderá a cada buscador. Cada uno de nosotros entonces, recibe órdenes precisas de donde, cómo, cuándo, por qué y qué buscar, y agarra sus herramientas, la escoba plana entre ellas, y sale a rastrear el tesoro escondido. Nosotros dos, Maria y yo, estamos destinados a diferentes zonas dentro del enorme hospital. Una de esas zonas corresponde a la clínica de maternidad. Entre llantos y “silencio porque duerme” pasamos el detector de tesoros por debajo de las camitas evitando en lo posible cualquier ruido.
Estar un par de horas diarias en ese lugar dan ganas de… dan chuchos de… Yo en el fondo logro controlar los impulsos, que poco se notan, pero en el fondo tengo ganas de… Maria hoy, ayer, tiene ganas de…
En ese lugar, el kilómetro cero de la vida, es inevitable mirarnos y sonreír con complicidad, porque en definitiva los dos tenemos ganas de… quién de nosotros dos sería capaz de negarlo. La cabeza se nos va a cualquier otro lado, tan lejos que no escucharíamos el pitido ensordecedor de detector.
Mientras la cabeza gira a nueve meses por segundo, el tesoro sigue sin aparecer, porque está dormido, esperando expectante el momento de asomarse a la luz. Lo cierto es que él también tiene ganas de... ser encontrado.

Vera-no

Voy a hablar del clima. Otra vez, sí ya lo sé, pero es que es tan inestable y cambiante que necesita ser comentado por lo menos en un par de líneas. No deben olvidar que vengo reiterando desde nuestra llegada a tierras vikingas, hace un mes exacto, que los días nublados y de lluvia son casi una constante.
Hoy venía en el diario una noticia con muy poco de nuevo, porque versaba sobre el verano que padecemos en Suecia, con un día de sol y uno de lluvia. Chocolate por la noticia.
Si hubiera escrito ayer, hubiese puesto: Estimados lectores, llegó el verano a Gotemburgo, por fin, bañador y a la playa… Pero no va a ser así porque escribo un día después y no es precisamente uno soleado y con cielo azul como el de ayer, todo lo contrario, lluvias torrenciales y mucha humedad, tanta que la piel y la ropa logran fusionarse en una sola cubierta gelatinosa y tibia, un asco realmente.
Dirán que es mentira pero hoy cuando me saqué la remera tuve que hacer tanta fuerza para que se despegara que me depilé el pecho. La situación fue embarazosa porque los compañeros de trabajo que estaban en el vestuario me miraron extrañados al escuchar aquel alarido atragantado que se me coló entre los dientes.
Mientras en Sevilla, las temperaturas incendiarias continúan, con temperaturas oscilantes entre los 30 y 35 grados a la sombra y por la noche. Me derrito simplemente pensando que es lo que tendríamos que estar soportando si allí estuviésemos.

lunes, 6 de agosto de 2007

De primos (Parte I)

Este trinitario fenómeno es mi primo Nico. Nació con problemas motrices, los cuales va superando lentamente, pasito a pasito, gracias al esfuerzo y a la paciencia de sus padres y de él mismo, que a pesar de su corta edad, ya sabe lo que es nadar contra la corriente. Un ejemplo de superación y un puntapié por debajo de la mesa para los que a veces nos ahogamos en la orilla.

Mucha fuerza campeón.