domingo, 11 de noviembre de 2007

Postales de Uruguay (I)

Para mí Uruguay ha sido, es y será mi casa, mi familia, mis amigos y mis raíces. Aunque las corrientes marítimas y los vientos del este me empujaron para este lado del planeta, nunca olvido, ¡como podría!, al país en que nací. Todo lo contrario, siempre que puedo hablo de él, recomiendo a los europeos que vayan a bañarse a sus playas, a Rocha, al Polonio, que lean a Benedetti y a Galeano, que ya que andan por Buenos Aires por qué no cruzan a Colonia y a Montevideo, que Gardel es uruguayo, que la mejor carne asada se come allí, que el carnaval es el más largo del mundo, que escuchen una murga y que se muevan con el candombe, que se tomen un mate mientras pasean por la rambla, que me encanta Uruguay, ah… que me gustaría ir a ver a mi gente.
Un día, mi amigo, el poeta, fotógrafo, compositor, cantante y ahora bloguero de serrucho en mano, salió de paseo por Montevideo con la cámara de fotos pegada al ojo y me mandó el resultado, unas postales de la capital que no intentan otra cosa que hacerme viajar a mí y a los esporádicos visitantes del Katalejo al pequeño país del Cono Sur que una vez me despidió secándome las lagrimas e infinitas veces me recibe preguntándome cómo me ha ido.

Bares con historia: La Papoñita y El Gaucho. Teatro El Galpón. Av. Italia.

Zonas de aprovicionamiento callejero. Chorizos protegidos del frío, churros, maníes, pop...




Hospital de Clínicas (Av. Italia y Centenario). La Intendencia y un ómnibus de Cutcsa. Palacio Legislativo. Palacio Salvo.


Monumento a la carreta. Estadio Centenario. Lago de Parque Rodó. Puerta de la Ciudadela.


La rambla de Montevideo. La playa añorando el verano. Músicos callejeros y tamborileros haciendo candombe.


La Ciudad Vieja: Feria en la Plaza Matriz y el Cabildo.

Un agradecimiento especial a Hernán

1 comentario:

Dora dijo...

Mil gracias por compartir estos pedacitos de nostalgia que hacen las veces de cordón umbilical para todos los que, por una razón u otra, tuvimos que dejar atrás "el paisito" pero no por eso nos sentimos menos criollos. Saludos a la distancia - Dora desde Estados Unidos