lunes, 21 de enero de 2008

Ilustres visitantes

En Sevilla. El heroico intento por ponernos al día con las respectivas facultades, se vio interrumpido (con muchas dosis de fortuna), por la visita de Valentina (la sobrina), Mariana (la madre) y Ana (la abuela). No éramos los únicos anfitriones porque en Sevilla también viven su otro abuelo y tres tías más, por lo que tampoco éramos los tíos exclusivos. Fue una visita corta, pero tan intensa, tan intensa, que se evaporó rápidamente. La Vale como siempre divina y cautivando a todos los que la conocen allá a donde vaya.
Después de la visita, la cruda realidad, se terminaron las excusas para no ponerse a estudiar.

Valentina en el living de casa. Seguramente mirando la película de Shrek (I, II o III)


Paseo por el barrio histórico de Santa Cruz

Al fondo la catedral de Sevilla



En la plaza de América, conocida como la "plaza de las palomas" (A que no adivinan por qué)
La McAdicción de Valentina.

Centro histórico de Sevilla. Valentina con más tías.


Nieve in extremis

Con un examen aprobado, otro terminado hace escasos momentos y como 6 más que esperan en estas semanas, me dispongo a ponerme las pilas con este blog dejado a un lado hace exactamente 20 días. Primera entrada del recién nacido 2008. Ajetreado por cierto. Como se cansarán de ver a continuación he incluido fotos de este año. Son en Gotemburgo, que nos regaló como regalo de Reyes una bonita y refrescante nevada que duró casi nada, por no decir una mierda. Pero que bien que vino. La esperábamos desde que llegamos a Suecia a pasar la navidad. Estaba frío pero el agua congelada en forma de livianos copos blancos no bajaba del cielo. Solo caía el agua bien líquida en forma de gotas y gotones bien mojados.
El 5 de enero por la tarde, empezamos a ver una especie de pelusilla bajando del piso de arriba. Muchas veces nos habíamos confundido con la pelusa que desprende una apolillada alfombra persa cuando su dueño, el sucio e indecente vecino de arriba, le da unos cuantos golpecitos en la espalda. Gracias al cielo, esta vez, no era el vecino joputa del quinto. Era nieve. Y se quedaba en el suelo, porque la temperatura rondaba el cero. Y se acumulaba, porque 1 mas 1 son dos mas otro tres... Y se hizo de noche, porque la vida es así.
La nieve seguía acumulándose para beneplácito de nosotros, unos niños con chiches nuevos, y eso que los Reyes venían de madrugada. El juego se transformó en una batalla campal de bolas de nieve (¿Quién fue el desalmado que metió una piedra adentro de la bola que me hundió omóplato superior derecho? ¿Quién, che?)
Al otro día seguía todo blanco pero una fina lluvia hacía presagiar lo peor: la vuelta del agua congelada a su estado natural. Entonces salimos raudos, a contrarreloj del deshielo. Nos dimos una paliza de juegos invernales que quedamos de cama. Nos lanzamos en los trineos de plástico, deslizándonos arriesgadamente por las laderas de las montañas más altas del barrio. Entramos en el Guinnes de los record por la confección y/o elaboración del muñeco de nieve más colosal y perfecto del mundo.
Cuando todo aquello no era más que un chiquero acuoso y blanduzco en donde era ya imposible mantener la verticalidad, volvimos a la casa para preparar las valijas porque nos íbamos al día siguiente a nuestra otra casa en Sevilla, desde donde establezco otra vez la comunicación.
Aunque no lo crean, créanlo, al llegar a la capital andaluza de los exámenes pendientes, pudimos ver más nieve, no tan fría como la sueca, pero sí más esponjosa y liviana, que estuvo amontonándose debajo de la cama, en la entrada, en el living y en todos los etcéteras que tengan rincones en los cuales no se les haya pasado una escoba durante un mes entero.








martes, 1 de enero de 2008

Estrellas y candelabros de adviento

A comienzos de noviembre los comercios empiezan a vender adornos para la celebración. Las calles y los árboles de la ciudad se decoran con guirnaldas iluminadas y en muchas plazas se levantan los arboles de Navidad y alguna que otra feria navideña. En los lugares de trabajo se comienzan planear los almuerzos navideños para el personal, llamado "JULBORD" (Mesa de Navidad). De más esta decir que las tiendas y comercios le dan a sus vidrieras y escaparates todo el color de la Navidad, ofreciendo los más "lindos" y apetitosos regalos.
Las casas también sufren las transformaciones pertinentes. Además del árbol de Navidad, las cortinas y los manteles, se decoran con estrellas y candelabros de adviento. En todas las ventanas de Suecia se colocan las estrellas luminosas que varían el número de puntas, desde las clásicas cinco hasta siete. Los candelabros de adviento tienen por lo general siete brazos que forman un triángulo. Otros candelabros se componen solo de cuatro velas. Los modernos son eléctricos pero los que se usaban antiguamente estaban compuestos por velas auténticas. Tiempo después, los más iluminados, resolvieron cambiar las velas posta por velas falsas al darse cuenta de que la causa principal de los innumerables incendios en época navideña en el barrio, eran los descuidos continuados de los dueños de casa con los dichosos candelabros.
La tradición dice que antes de que se usaran velas truchas, se encendía una vela cada domingo de diciembre, en los casos que son cuatro velas en línea. En el otro modelo de candelabro, con siete velas, se encienden primero las de las puntas y luego las que siguen, hasta llegar a la del medio, formando al final un triángulo.

De estos dos tradicionales artefactos decorativos hay una infinidad de modelos, diseños y precios, claro.