San Francisco es una ciudad de grandes puentes. Por el este el Bay Bridge, un puente con dos pisos, uno para ir y otro para volver, conecta a San Francisco con Oakland y Berkley, y al norte el Golden Gate Bridge que la une al condado de Marin. Este último, aunque no es el más grande, es sin duda alguna el puente más emblemático e icono incuestionable de San Francisco. Se terminó en 1937 y se considera una obra maestra de ingeniería en lo que respecta a puentes suspendidos. Además, el imponente Golden Gate con su característico color rojo no deja indiferente a nadie y es una maravilla para la vista.
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